La Criminología es una ciencia interdisciplinar que se encarga de estudiar el delito, a la víctima, al delincuente y al control social. Por error, error que ha sido perpetrado por las series que dicen representar el papel del criminólogo, se nos ha vinculado a las actuaciones propias del CSI, pero, además, aunque esto sea cierto en determinada manera, también se ha divulgado que los criminólogos tienden a actuar ante delitos de gravedad como los asesinatos.
Pero esto no es así; la Criminología es una ciencia que abarca todo tipo de delitos, desde un hurto un atentado, analizando todas las conductas delictivas que dañan a la sociedad y que en muchas ocasiones generan alarma social. Uno de los ámbitos de actuación en los que puede operar la Criminología son las competiciones deportiva y, de manera más concreta, las competiciones futbolísticas, donde se producen de forma continua numerosas acciones violentas.
Los actos violentos menos agresivos y que se han aceptado en su totalidad en los campos de fútbol, como las protestas y algún que otro insulto, se han visto incrementados en intensidad y frecuencia, y cada vez es más raro asistir a un evento futbolístico, tanto profesional como no profesional, en el que no haya este tipo de acciones.
Como se ha determinado, cada vez es más habitual ver acciones violentas, acciones que empezaron siendo desviadas pero que debido al apoyo social y la falta de castigo aumentaron en gravedad y se convirtieron en hechos delictivos. Con el paso tiempo, estas conductas han recibido un continuo refuerzo.
Son numerosas las teorías que han intentado abordar este fenómeno, en su mayoría desde perspectivas psicológicas o sociológicas. Una de las aportaciones más influyentes en esta materia es la aportada por un grupo de sociólogos ingleses, entre los que predominan E. Dunning y P. Murphy, quienes investigaron a fondo el fenómeno del vandalismo en el fútbol, analizando cuatro pilares: orígenes sociohistóricos del fenómeno, las características sociodemográficas de los jóvenes, el papel de los medios de comunicación y las iniciativas políticas y deportivas adoptadas.
En cuanto al primer factor, los orígenes sociohistóricos, llevan a estos autores a plantearse la existencia de un retroceso de la civilización o de un bloqueo temporal a la hora de hablar de la violencia en el fútbol; las características sociodemográficas de los jóvenes, en su momento (en el ayer), la mayor parte que ejercía esta violencia eran jóvenes procedentes de la clase obrera, pero con el tiempo empieza a resultar difícil seguir con esta inclusión; las iniciativas políticas y deportivas adoptadas ante el problema, en su mayoría las acciones han sido de carácter policial, que a corto plazo tienen efecto, pero que no acaban con el problema como se esta comprobando y, además, ha servido de refuerzo para los grupos de vándalos.
Y, por último, los medios de comunicación. Las evidencias escritas nos han demostrado que la violencia en el fútbol, por desgracia, ha existido desde siempre, pero es ahora cuando la violencia se ha convertido en un negocio y que no interesa finalizar, pues hay motivaciones comerciales y lucrativas detrás.
La intervención de la psicología y de la sociología han dado numerosas pautas acerca de estos comportamientos, pero quizás sería conveniente empezar a contar con los criminólogos. Nuestra labor puede darse tanto en la redacción de los reglamentos disciplinarios como en los estudios acerca de la violencia, que permita que se obtenga una información real y veraz de este fenómeno, que parece no tener fin. Además, el criminólogo tiene una función muy importante, la función pedagógica, que en este ámbito es elemental.
Cada vez son más los niños que juegan al fútbol desde muy pequeños, y por desgracia y como se ha visto, la violencia también se observa en estas edades por parte de los espectadores, haciendo que los niños crezcan en un ambiente en el que se relacione la violencia y el fútbol, dificultando que el desarrollo posterior del deporte se realice predominando el fair play. Enseñar a los niños y a los padres cuáles son las pautas de control y algunos métodos para poder reducir la ansiedad que en muchas ocasiones provocan estos eventos deportivos permite que el fútbol base crezca limpio, crezca sin violencia y crezca de forma que cuando los niños se conviertan en adolescentes tengan mecanismos cognitivos y sociales para poder hacer frente a situaciones conflictivas sin ejercer violencia, que tiene como consecuencia un aumento de la tensión del evento, provocando acciones delictivas tanto en la grada como en el campo, entre las que destacan numerosas peleas de diferente índole.
Con la función pedagógica ejercida por el criminólogo podemos intentar revertir el proceso de naturalización que se ha llevado a cabo sobre estas conductas contrarias al orden del juego. ¿Nos abrirán las puertas a sus estadios? Yo creo que sí, tenemos mucho que aportar…
María Isabel Durango, criminóloga y miembro de Colegio Profesional de la Criminología de la Comunidad de Madrid.
BIBLIOGRAFÍA
Dunning, E., Murphy, P., Waddington, I., y Astrinakis, A. (2002) Fighting Fans: Football Hooliganism as a World Phenomenon, Dublin: Unviersity College Dublin Press.
Ramón, I. (2003). La violencia en el fútbol. Sevilla: Wanceulen Editorial Deportiva S.L.
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