marzo 10, 2018

Victoria Kent y las aspirantes de la Escuela de Criminología

El pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, recordábamos la figura de Victoria Kent, abogada, diputada y pionera en la Criminología española. Fue la primera mujer en ingresar en el Colegio de Abogados de Madrid en 1925 y la primera mujer del mundo que ejerció como abogada ante un tribunal militar. De fuertes convicciones feministas, logró convertirse en diputada por Madrid por el Partido Radical Socialista. Fue conocida por su batalla dialéctica antisufragio femenino contra Clara Campoamor en el Congreso. Su opinión era que la mujer española carecía en aquel momento de la suficiente preparación social y política y que, debido a la influencia de la Iglesia, su voto sería conservador y perjudicaría a la República.

Quizá más desconocida pero más relevante fue su labor por la situación de los presos, y especialmente de las presas, tras ser nombrada directora general de prisiones. En este puesto llevó a cabo una profunda reforma, que incluía la construcción de nuevas cárceles, la sustitución de las celdas de castigo por otras de aislamiento, la liberación de las personas mayores de 70 años siempre que jurasen que iban a llevar una vida digna, la concesión de permisos de salida para los reclusos que tuvieran buen comportamiento o la creación del ‘vis a vis’ de los reclusos.

“Tres reformas causaron sensación en la opinión pública: la recogida de cadenas y grilletes que existían en las celdas de castigo; la supresión de 115 cárceles de partido, de pequeños pueblos cuyos locales eran inmundos, compartidos en muchos lugares con escuelas, con casas particulares y con albergues de caballerías, y cerré también aquellas otras prisiones que daban un promedio menor a seis detenidos mensuales. Cerré sólo un Penal: el de Chinchilla, en la provincia de Albacete. Estaba instalado en un viejo castillo que no disponía de agua en su interior y, ni qué decir tiene, sin posibilidad de calentar una pieza. Vi penados con las manos cubiertas de llagas por el intenso frío del invierno y la humedad”, comentaba en sus escritos.

La valiente directora de Prisiones hizo instalar calefacciones en las enfermerías y las escuelas de las cárceles y durante los fines de semana visitó varias para conocer con sus propios ojos su situación. “La cárcel de mujeres de Madrid estaba instalada en un antiguo convento. La impresión que me produjo aquel recinto y las condiciones de vida de las reclusas me llevó a poner en práctica, a toda marcha, la nueva cárcel de mujeres. Trabajé los planos con el arquitecto y tuve la satisfacción de colocar, en los cimientos de esta nueva cárcel, la primera piedra. El nuevo edificio comprendía: 75 dormitorios individuales, 45 cuartos de baño, una gran enfermería con calefacción, un adecuado salón de actos, talleres para el trabajo manual, un departamento para biblioteca y otro, en la parte alta del edificio, con sol y aire para las madres delincuentes que llevaban con ellas a sus hijos menores de tres años, medida legal ya establecida en el Reglamento de Prisiones”, comentaba.

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Kent con las aspirantes de la Escuela de Criminología de Madrid en 1932.

 

Victoria Kent también creó la nueva ‘Sección Auxiliar Femenina del cuerpo de Prisiones”, que sustituía a la congregación religiosa de las Hijas de la Caridad, que se había venido encargando de la administración y vigilancia de las prisiones femeninas desde finales del siglo XIX. En la ‘Escuela de Criminología’ las aspirantes aprobadas tuvieron que realizar un cursillo especial de conocimientos penitenciarios, que dio comienzo el 14 de enero de 1932, a cargo de un grupo de profesores encabezados por el penalista Jiménez de Asúa, su antigo proferor en la Facultad de Derecho y que luego dirigió el Instituto de Estudios Penales .

Las prácticas del cursillo comenzaron el 11 de abril de ese año y se desarrollaron en la prisión provincial de Madrid, situado en el antiguo caserón de la calle Quiñones, así como en la penitenciaría central de Alcalá de Henares. El nombramiento de las nuevas funcionarias coincidió con la sorpresiva dimisión de la directora de Prisiones, en medio de una fuerte polémica generada por las numerosas fugas de presos políticos. La nueva sección, sin embargo, ya estaba creada, con sus funcionarias auxiliares –denominadas oficiales, y que trabajaban dichas cárceles. Su alta preparación contrastaba, a su favor, con la de sus homólogos masculinos.

Con el estallido de la Guerra Civil, se fue al exilio. Mientras se dirigía hacia la frontera acompañó a muchos de los niños de los soldados que luchaban en el frente para lograr su evacuación. Se refugió en París y fue nombrada primera secretaria de la embajada española en la capital para que pudiese seguir haciéndose cargo de los niños refugiados y creando refugios y guarderías. Cuando París fue ocupado por los nazis marchó a México, donde fue nombrada directora de la Escuela de Capacitación para el Personal de Prisiones, donde siguió trabajando por mejorar el pésimo estado de las cárceles iberoamericanas, especialmente las de mujeres.

 

Fuentes: Hernández Holgado, Fernando (2005): ‘Carceleras encarceladas. La depuración franquista de las funcionarias de Prisiones de la Segunda República’. Diversos autores (1976): ‘Victoria Kent, una experiencia penitenciaria’.

Colegio Profesional de Criminología de la Comunidad de Madrid